Descripción
A lo largo de milenios, los indígenas guardianes de la sabiduría, hombres y mujeres de las américas (y del mundo), se dedicaron a desarrollar metodologías para la sanación que estaban basadas en mejorar la calidad del campo energético luminoso (LEF). Esta energía, conocida también como halo o aura, rodea a todos los seres vivos y organiza nuestro cuerpo como un imán organiza las esquirlas de hierro sobre una placa de vidrio.
El LEF contiene información sobre nuestra historia genética, las enfermedades y dramas que han tenido lugar en nuestra familia y determina cómo sanaremos, envejeceremos y hasta cómo moriremos. Esta información está codificada en forma de huellas que se almacenan en el campo. Cuando no actualizamos la calidad del LEF, terminamos viviendo los mismos dramas de nuestros padres y abuelos; los éxitos y fracasos, los amores perdidos y el dolor. Terminamos repitiéndolos todos. También repetimos la historia genética de nuestros ancestros, y vivimos y morimos de las mismas enfermedades que padecieron ellos.
Cuando actualizamos la calidad del LEF limpiando las huellas del trauma y la enfermedad, creamos las condiciones energéticas para la salud y la enfermedad se retira. Esta es la base de la medicina energética chamánica: crear y mantener una salud extraordinaria para que nuestra salud dure lo mismo que nuestra vida.
La neurociencia de punta está confirmando aquello que los chamanes siempre han sabido. Gracias a la neuroplasticidad, la capacidad que tiene el cerebro de organizarse en un orden superior de circuitos neuronales, podemos crear salud psicosomática.
La biología nos habla de la epigenética: nuestra habilidad de modificar la expresión génica a través de aquello que comemos, bebemos y respiramos; a través de nuestros pensamientos y el amor que experimentamos. De hecho, solo el 10% de nuestra salud depende de nuestros genes. El otro 90% es un resultado de nuestro estilo de vida y de nuestros sueños.
A nosotros nos gusta decir que somos nuestros sueños y no nuestros genes. Si no actualizamos nuestro campo de energía luminosa, si no visualizamos nuevos sueños que nos motiven en la vida, vamos a seguir repitiendo la pesadilla que heredamos en los genes. Los chamanes saben que podemos modificar los genes a través de nuestro campo energético; que es posible acceder a áreas protegidas por contraseñas y que activan los genes que producen la salud.
La forma de modificar la expresión génica para crear salud está en el corazón de la medicina energética chamánica. Más allá de eso, podemos dar un salto cuántico para crear un humano nuevo, que Alberto llama homo luminous, que no padece el sufrimiento y las enfermedades que han afectado a la humanidad por siglos, hasta el día de hoy. A través de la medicina energética chamánica podemos crear un nuevo humano que envejezca, muera y sane valiente y brillantemente.
Los chamanes de alto nivel dicen que uno no solo invoca al espacio sagrado, sino que debe aspirar a convertirse en espacio sagrado. Al circular por la Rueda Medicinal uno se convierte en una fuente clara y dinámica dónde convergen naturalmente las energías del cielo, de la Tierra, y de sus cuatro direcciones. Estas enseñanzas, están basadas en una cosmovisión ancestral chamánica con apertura al conocimiento más progresivo que existe hoy en las distintas áreas de la ciencia.
Cuando no actualizamos la calidad del LEF, terminamos viviendo los mismos dramas de nuestros padres y abuelos; los éxitos y fracasos, los amores perdidos y el dolor
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